
Córdoba CF-Burgos CF (3-2)
Los errores propios frenan al Córdoba en su impecable racha como visitante.
Un zapatazo descomunal desde su propio campo rubricó una remontada histórica del Burgos CF ante un Córdoba que se adelantó dos veces, pero que terminó claudicando ante el empuje local y sus propios errores. La lucha por el ‘play off’, sepultada en El Plantío.
En El Plantío se vivió algo más que un partido de fútbol. Se presenció una escena para la eternidad, un disparo que ya es leyenda y una noche que quedará en la retina del aficionado burgalés. Aitor Córdoba, defensa y capitán, dibujó desde su propio campo una parábola perfecta, un misil tierra-aire que sobrevoló la incredulidad general y aterrizó en el alma del Córdoba CF. Fue el clímax de una tarde vibrante, una remontada con carácter, fútbol y coraje, que dejó al conjunto andaluz sin colchón y sin aspiraciones reales de ascenso. El 3-2 final tiene nombre y apellido, pero también es el reflejo de un Burgos que no se rinde y de un Córdoba que, pese a adelantarse dos veces, volvió a dejarse el partido entre las manos.
De la ilusión a la desesperación en noventa minutos.
Todo comenzó con un guion que, durante muchos minutos, pareció inclinarse hacia el lado visitante. El Córdoba CF, consciente de que no podía fallar, salió con cautela pero bien plantado. El respeto mutuo marcó los primeros compases del duelo hasta que el talento individual comenzó a imponerse. En el minuto 21, Pedro Ortiz culminó una contra eléctrica para poner por delante a los califas. Una jugada con sello colectivo, iniciada por Théo Zidane y continuada con inteligencia por Carracedo y Albarrán.
Pero ese golpe inicial no amedrentó al Burgos. Ni mucho menos. Los de Bolo respondieron seis minutos más tarde con el empate de Fer Niño, siempre voraz dentro del área. El delantero conectó con la plancha un centro milimétrico de Sancristóbal y reestableció la igualdad ante el delirio de El Plantío. Antes del descanso, ambos equipos intercambiaron golpes, pero el marcador se mantuvo en equilibrio gracias a un Carlos Marín imperial, que sostuvo a los suyos con varias paradas de categoría.
Théo Zidane puso magia, pero el Burgos tenía pólvora de sobra.
La segunda parte arrancó con un ritmo más contenido, pero el Córdoba volvió a encontrar el camino del gol. En el minuto 57, Théo Zidane, siempre elegante en la conducción, apareció en el corazón del área para empalmar con clase un centro raso de Carracedo. Un golpeo de fútbol fino, que besó el larguero antes de acariciar la red. El banquillo cordobés estalló, y por unos minutos, los sueños del ‘play off’ parecían resucitar.
Pero cuando un equipo tiene alma, no se derrumba. Y el Burgos tiene alma. En el 69, Espiau, recién ingresado, aprovechó un error en la salida de balón blanquiverde y cruzó un disparo certero para empatar de nuevo. El VAR revisó con lupa el fuera de juego, pero la tecnología dio validez a una acción que marcaría el punto de inflexión definitivo. A partir de ahí, el Córdoba se descompuso, sin ideas claras, sin contundencia y con demasiadas dudas en cada transición.
El gol que el tiempo no borrará.
Y entonces, ocurrió lo inimaginable. Minuto 77. Marvel, en la medular, compromete a Jacobo con un pase impreciso. Aitor Córdoba anticipa, gana el duelo, levanta la cabeza y ve a Carlos Marín adelantado. No lo duda. Arma la pierna y lanza desde campo propio un disparo que desafía la lógica. El balón vuela como en cámara lenta, sobrepasa a Marín y se cuela por debajo del larguero. El estadio estalla. El banquillo del Burgos invade el campo. Aitor, incrédulo, levanta los brazos. Ha marcado el gol de su vida. Tal vez el gol de la temporada. Uno de esos tantos que no se explican, se sienten.
A partir de ahí, el Córdoba CF fue un quiero y no puedo. Iván Ania agotó sus recursos con Obolskii y Casas, pero los blanquiverdes ya estaban mentalmente fuera del partido. No hubo reacción, no hubo peligro. Solo resignación. El Burgos, mientras tanto, administró el tiempo con veteranía y celebró con su gente un triunfo que les acerca a la zona noble.
La derrota no solo supone un tropiezo; es una sentencia. Con 8 puntos de distancia respecto al sexto clasificado y apenas 9 por disputar, el Córdoba CF se despide, salvo milagro, de la lucha por el ascenso. Y lo hace dejando la sensación de haber tenido oportunidades reales… pero sin saber gestionarlas. La fragilidad defensiva volvió a ser su talón de Aquiles, y ni siquiera las paradas de Marín o los destellos de Theo bastaron para salvarle.
Alineaciones:
Burgos CF: Ander Cantero (P), Arroyo, Aitor Córdoba ©, Grego Sierra, Florián, Miguel Atienza, Morante (Quintanilla 90′), David González (Espiau 68′), Curro (Borja Sánchez 68′), Álex Sancris (Dani Ojeda 82′) y Fer Niño (Marcelo Expósito 82′).
Córdoba CF: Carlos Marín (P) ©, Carlos Albarrán, Xavi Sintes, Marvel, Calderón, Isma Ruiz (Genaro 86′), Theo Zidane (Ander Yoldi 82′), Pedro Ortiz (Magunazelaia 78′) Carracedo, Jacobo (Antonio Casas 86′) y Obolskii
Goles: 0-1 Pedro Ortiz (21′), 1-1 Fer Niño (26′), 1-2 Théo Zidane (57′), 2-2 Espiau (69′), 3-2 Aitor Córdoba (77′)
Amonestaciones: Álex Sancris (65´), Morante (83´), Carracedo (90+3´), Miguel Atienza (90+3´) y Antonio Casas (90+3´)
Incidencias: Partido disputado en el Estadio Municipal de El Plantío, correspondiente a la 39ª jornada de la Liga Hypermotion.